
La mañana blanquea por la helada que nos deja este invierno
Sin embargo no hace frío en mi alma, sino que en mi interior
Trinan pájaros primaverales, ha florecido mi desierto y mi sendero
Inhóspito.
Eres mi primavera, y eres como un río que desciende de las montañas a mojar
Los labios de mi espíritu,
a lavar mi corazón de viejos he inútiles recuerdos
quienes solo Aumentaban el peso de los días
y cansaban los pies de este caminante con el peso muerto
De todos los días muertos.
Si, eres la vida sonriéndome.
Eres el rayo de sol que entibia las manos frías de mis ansias.
Eres mi horizonte y un amanecer único y hermoso,
cuyo esplendor llena y delira el cuenco de mis ojos,
que hasta ayer estaban cegados de ira, dolor y venganza.
La vida me ha mostrado una sonrisa,
y su canto me eleva al cielo de tus ojos
y una vez en el cielo me muestras la inmensidad de tu universo
y solo entonces comprendí la grandeza de tu alma.
Todo el misterio que te envuelve
despertó en mi hambre de conocieminto,
y de apoco vas develando tus secretos mas sublimes,
los más escondidos en tu dolor
y en tus heridas ardiendo.
Tu secreto dentro un secreto,
nuestro secreto
Este misterio aletea en nuestros labios,
en nuestros cuerpos que van a tientas buscando
y conociendo los mas hermosos caminos en nuestra piel,
todas las curvas de tus montañas encumbradas,
tu sonrisa emperlada y tu húmedo deseo,
mis dedos en tu carne,
mis ojos en tu alma,
tu perfume y mi trampa,
mis susurros en tu oído y tus besos mas osados.
Ayer miraba al cielo en la noche mas despejada, sentado frente al mar, con mi copa en la mano y tuve una revelación o tal vez un uso elevado de razón, pero supe exactamente de que parte del cielo has venido a darme esta nueva vida, porque caminas entre estos mortales tan despojados de bondad y de buenos sentimientos, lo supe cuando vi a una estrella caer desde el firmamento, y como lo atravesó tal puñal en la carne he aquí la historia:
“En algún lugar del cielo convivían y brillaban un conjunto de estrellas, todas hijas de un mismo dios, todas ellas veían como caminábamos por el mundo, y muchas veces esas diosas nos guiaban en nuestros viajes nocturnos brillando para mostrarnos nuestro rumbo.
Una de ellas se fijó en un mortal, y comenzó a escuchar las voces que el llevaba guardadas en lo mas intimo de su corazón. La diosa quiso tenerlo para ella, fue y hablo con su padre, y este le dijo que solo existía una manera y que solo era una posibilidad de tenerlo. Con mucho amor le explicó que solo si renunciaba a todo lo que era y se volvía mortal como aquel hombre, y si estaba dispuesta a sufrir como ellos, a dejar de lado su titulo de diosa y a convivir entre ellos tal vez eso seria posible, y solo tal vez…porque debería conquistarlo y debería “competir” con las mortales y que para eso no tendría mas que sus encantos naturales, nada de magia ni de poder mas que el femenino que el le había dado.
La diosa aceptó y desde entonces solo hay “tres Marías” en las noches terrestres.”
Solo quisiera saber amor mío si ha valido la pena tu sacrificio, si realmente valió dejar tanto atrás…para estar conmigo, siempre te espero,
en mis días
En mis noches frente al mar,
en mi esquina eterna…
para despertar en tus brazos y no querer volver a dormir...