domingo, agosto 05, 2007

Mis palabras, una barca...


Hoy salgo en tu búsqueda
porque mis días desesperan
ante la espera
Ayer creí haberte encontrado,
y el mes pasado
y hace algunos años atrás
Hace vidas que estoy en la misma
esquina del universo,
tratando de encontrar tu rostro amada mía.
Hace siglos que recorro esta via láctea intentando
saber cual entre tantas luces, es el brillo de tus ojos.
te imagino esperándome,
siento en mi alma que estás tan serca...
sin embargo no alcanzo a ver tu luz ni a oir tus palabras
Acércate y atrevete a leer mis sueños
Siéntate a mi lado y escucha mi sonata, que duerme impresa
en las hojas del silencio.
Ciega mi alma con tu hermosura y con tu voz endulza mis días.
Empuja tu barca, cruza los mares de las palabras que callas,
deslúmbrame con tus silencios más profundos,
inunda mi jardín con tu aroma y llega hasta mi
como la primavera llega tras el invierno.
Entona tus alabanzas en mi templo
Llena mis mañanas con el trinar de tu alegría,
regálame un minuto para contemlparte dormida en mi lecho
mientras acaricio tu frente y te beso sabiendo que
esta vida es corta y los momentos no son eternos.
Te espero mi amada,
te espero mientras aleteas tras tu sueño
cual ave emigra en busca de la tibieza.
Te busco mi amada,
te busco mientras te pierdes
y amaneces quien sabe bajo que cielo...


otra vez me encuentro ante el mismo dilema
que me aqueja,
otra vez no se si las palabras me quedan cortas
o si es que no encuentro la combinación exacta
de letras para escribir lo que hay acá adentro,
en lo profundo de mi pensamiento
en el núcleo de mi alma,
en el centro de mi mundo
en el fondo de mis anhelos
No puedo predecir que será de mi
Ni tampoco puedo pronosticar lo que sucederá
con todo aquello que amo,
porque la semilla oculta en el corazón
de la manzana es un arbol invisible.
No somos capaces de entender algo muy simple y eso es que
desde que plantamos la semilla hasta poder saborear los frutos
debe transcurrir el tiempo sabio.
Muchas veces no sabemos mucho aún de nuestros anhelos,
hasta que estos cobran forma ante nuestros ojos
naciendo por reacción propia
en cuerpos que son escoltados por los días.
tal vez por eso escribo,
tal vez tengo la esperanza de que al fin mis palabras cual barca
que surca las olas de el mar aún no explorado,
llegue a buen puerto,
a tu corazón abierto,
al paraíso que tanto anhelo,
y te traiga de vuelta hasta mi puerta.
Tal vez tengo la esperanza de que me muestren el sendero
para llegar hasta el balcón de tus ojos y así encuentre al fin,
en ellos el ígneo que encienda las llamas de aquí adentro,
que sean ellas que te cuenten que aquí te espero
que tu rumbo inconciente es hasta este pecho,
que te he guardado tu lugar intacto hasta nuestro encuentro.

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